miércoles, 2 de abril de 2014

PALACIO DEL DUQUE DE MEDINACELI, ANTES DEL DUQUE DE LERMA




PALACIO DEL DUQUE DE MEDINACELI

SITUACIÓN: Plaza de Neptuno c/v a la Carrera de San Jerónimo y al paseo del Prado
FECHA DE CONSTRUCCIÓN: siglo XVI
FECHA DE DESAPARICIÓN: Finales del siglo XIX
SU LUGAR LO OCUPA: El Hotel Palace
                                                                                  


El palacio, jardines, huertas y dependencias ocupaban una enorme manzana comprendida entre la carrera de San Jerónimo, el paseo de Prado y las calles Huertas, Jesús, Cervantes, San Agustín y la plaza de las Cortes. Era aquella una zona de huertas, pues por el paseo del Prado corría entonces un arroyo, elegida por algunos nobles para levantar sus zonas de recreo. La construcción del Retiro acabaría de promocionar esta zona como la predilecta para la nobleza durante mucho tiempo. 
Plano de Mancelli año 1623, palacio de Medinaceli frente a los Jerónimos

La referencia más antigua a este complejo palaciego es una “casa de campo” y jardín que el Prior Don Hernando de Toledo, hijo del que fuera conocido como Gran Duque de Alba, se hizo construir a las afueras de Madrid, frente a los Jerónimos, durante el reinado de Felipe II. Esta propiedad, conocida como la “Quinta del Prior” fue adquirida por el Marqués de Denia a los pocos años, antes de acabar el siglo, siendo entonces reformada y decorada la casa con esmero y ampliada la finca con la compra de otras huertas y más adelante incluso con la anexión de alguna vía pública. Hablamos de Don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, a quien Felipe III hizo su valido y 1er Duque de Lerma. Durante los años de su privanza la “Quinta del Prior”, conocida a partir de entonces como la “Huerta del Duque de Lerma” vivió su época de mayor esplendor, siendo la residencia principal del primer ministro, y marco ideal para la escenificación de su riqueza y poder.





Visita de Felipe III al Palacio del Duque de Lerma, anónimo del siglo XVII. Colección Santa Cruz

En la finca de los duques, se disponía de un espacio para lidiar toros y en sus amplios jardines se representaban obras de teatro, y como no, en los salones se celebraban bailes a los que solía asistir la realeza. Con el establecimiento de forma permanente de la corona en Madrid, los duques de Lerma fundaron en sus terrenos una comunidad de religiosos jesuitas  en el espacio comprendido por las calles Carrera de San Jerónimo y Prado. La congregación quedó bajo la advocación de San Antonio de Padua, así mismo los duques fundaron otra congregación de religiosos  trinitarios en la calle de Jesús, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación. 
La congregación de los jesuitas tuvo en custodia el cuerpo del abuelo del duque de Lerma, Francisco de Borja, y los religiosos trinitarios custodiaban la imagen del Cristo de Medinaceli. Frente al convento de los jesuitas, el duque de Lerma tuvo tiempo de fundar un tercer convento, el de Santa Catalina de Sena, quedando unidos  ambos conventos por medio de un pasadizo elevado.

Plano de Pedro Texeira de 1656, en rojo Convento de Santa Catalina de Sena, en amarillo Convento de San Antonio, en azul Palacio de los duques y en verde Convento de los Trinitarios

El duque de Lerma, estuvo casado con Doña Catalina de la Cerda, hija del Duque de Medinaceli, con la que tuvo a Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas, hijo primogénito, y primer duque de Uceda. Con la caída en desgracia del duque de Lerma y su marcha obligada a la ciudad de Lerma, y la muerte en 1624 de su hijo el duque de Uceda, el Palacio es heredado  por el hijo del duque de Uceda Francisco Gómez de Sandoval Rojas y Padilla que así mismo hereda ambos títulos. Poco pudo disfrutar de la herencia de su padre ya que falleció en 1635, pasando el título de Lerma a su hija Mariana, y el ducado de Uceda, lo hereda su segunda hija Feliche.
Catalina de Aragón, hija de Mariana, con los títulos de duquesa de Segorbe y Lerma, se casó con el Duque de Medinaceli en 1653 y es a partir de esta fecha cuando el palacio de la “Huerta del Duque” pasa a engrosar el patrimonio de la Casa de Medinaceli.
En 1714, Felipe V, se retira al palacio de Medinaceli para guardar luto por la muerte de su esposa María Luisa Gabriela de Saboya.

La Huerta del Duque en el plano de Texeira, detalle de la zona que daba a la Carrera de San Jerónimo

Detalle de una de las vistas de Madrid de Pier Maria Baldi, de 1668, con la Huerta del Duque de Lerma

No se tiene constancia de reformas importantes del Palacio durante el Siglo XVII y sería ya muy avanzado el Siglo XVIII, cuando se levantaría la fachada de la Carrera de San Jerónimo y que podemos observar en pinturas y fotografías.

Ornato de la Casa del Excmo. Sr. Duque de Medinaceli

Sin embargo este dibujo no es fiel reflejo del aspecto que ofrecía el palacio en aquel entonces, pues no concuerda con otras representaciones posteriores. Quizá se trate más bien de una idealización, o quizá la nueva obra estaba aún en construcción y ese era más bien el aspecto que debía ofrecer según el proyecto una vez terminadas las obras.
Durante la Guerra de la Independencia, el Palacio de Medinaceli, fue incautado por las tropas francesas causando graves destrozos.
El caso es que acaba el siglo XVIII, y avanzando el XIX encontramos el palacio representado vagamente en dos imágenes de mediados de la centuria, la fotografía que realizó Clifford de la Carrera de San Jerónimo y la vista aérea de Madrid que pintó Guesdon con la antigua Plaza de Toros en primer término. Una tercera imagen de más o menos la misma época, el grabado de la Fuente de Neptuno de Parcerisa, muestra la estrecha fachada que da al Paseo de Prado austera y totalmente desornamentada.

Carrera de San Jerónimo, por Clifford, hacia 1850


 Detalle de la Vista Aérea de Madrid, por Alfred Guesdon, 1854

Fuente de Neptuno, por F. Parcerisa, en Recuerdos y Bellezas de España, 1850

Pasamos así el ecuador del siglo, y en un plano de 1857 nos encontramos una novedad interesante, como es la prolongación de la calle Lope de Vega hasta el Paseo del Prado, dividiendo en dos la gran parcela del conjunto palaciego. Al sur de la nueva calle quedan huertas y edificios supongo que auxiliares, y que imagino fueron enajenados por la casa ducal en pleno auge de las reformas urbanas y del ensanche de la ciudad, llevados a cabo durante el reinado isabelino. También hay que tener en cuenta que el cambio de costumbres y de la vida cotidiana de la ciudad probablemente hacían innecesarias parte de las estructuras de servicio de que constaba el complejo palaciego. Pocos años después aparecen ya instaladas en esa nueva manzana las Hijas de la Caridad, mientras que otra parcela parece ocupada por un palacete rodeado de jardines. Incluso la trasera del convento de Jesús, hasta el Prado, aparece parcelada, sin rastro de las antiguas huertas.

Las últimas imágenes del palacio que he encontrado son también las más precisas del aspecto que lució en sus últimos años, el más monumental de toda su historia, con profusión de frontones, frontispicios, placas ornamentales, balaustradas y jarrones, todo muy del gusto neoclásico, destacando el exuberante escudo de armas que corona el eje de la portada principal. Quizá todo esto, precisamente ahora, sea reflejo del cambio de mentalidad e imagen tan drástico que estaba sufriendo la propia ciudad de Madrid, que de una vez por todas quería transformarse en una auténtica corte europea, donde los edificios particulares habían sido siempre un instrumento más para el embellecimiento urbano. La reforma fue acometida por el 15º Duque, Don Luis Tomás Fernández de Córdoba, hacia 1860. 

 Portada principal del Palacio viejo de Medinaceli, en la Carrera de San Jerónimo, 2ª mitad del s. XIX

A la muerte del quincuagésimo duque de Medinaceli en 1873, su viuda se traslada a su nueva residencia del Paseo de Recoletos esquina a la Plaza de Colon.  Palacio del Paseo del Prado se fue deteriorando siendo vendido a finales del Siglo XIX. Con la desaparición del Palacio, se fue también el convento de San Antonio, transformándose toda la zona con la prolongación de la calle Cervantes hasta el paseo del Prado y la calle de Jesús, hasta la Plaza de las Cortes con el nombre de Duque de Medinaceli.


El edificio más emblemático que hoy podemos admirar y que ha ocupado el lugar del Palacio de Medinaceli es el Hotel Palace inaugurado el 12 de Octubre de 1912.

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